Sin duda, el sueño es una de las funciones más fundamentales que garantizan la correcta actividad del cuerpo humano. Durante el sueño, nuestro cuerpo se restaura y repara, y nuestro cerebro forma nuevas conexiones neuronales que construyen nuestra matriz de memoria. Las continuas alteraciones de la duración y la calidad del sueño conducen a una lenta erosión de la salud a largo plazo. Entre los muchos motivos de las alteraciones del sueño, los ronquidos o la apnea del sueño son, con mucho, los más comunes y los más impactantes. La apnea del sueño es una serie de interrupciones repetitivas y temporales de la respiración mientras se duerme y es uno de los primeros signos de colapso u obstrucción de las vías respiratorias, secundario a una mala postura de la lengua o a una mandíbula poco desarrollada. La apnea disminuye la cantidad de oxígeno que llega a los órganos vitales, como el corazón y el cerebro. Las consecuencias pueden ser graves y afectar a todo el cuerpo. La carga sanitaria de la apnea del sueño es elevada en todos los ámbitos de la medicina y se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y morbilidad por todas las causas si no se controla.
Los escáneres cerebrales de pacientes con apnea del sueño muestran que nuestro cerebro sufre daños durante los episodios de apnea. En concreto, se ven afectadas las regiones de nuestro cerebro responsables del control de la respiración, la presión arterial, la coordinación motora, la memoria y la atención. Estas áreas también están dañadas en enfermedades crónicas como la demencia, las cardiopatías y en el TDAH, entre otras muchas. Considerada una afección de la población mayor, en los últimos años la apnea del sueño se evalúa con frecuencia en los niños, con un enorme impacto en su desarrollo y capacidad de aprendizaje. Por ejemplo, alrededor del 25% de todos los niños experimentan algún tipo de problema de sueño y se han reportado quejas de sueño en niños con TDAH en el 55% de los casos. Este podría ser uno de los muchos factores subyacentes de las enfermedades crónicas en nuestros jóvenes.
Las causas de la apnea del sueño en niños y adultos son numerosas e incluyen deficiencias de vitaminas y nutrientes durante el embarazo y el desarrollo temprano, la falta de lactancia materna y una dieta deficiente en alimentos fibrosos que requieren masticación para fortalecer los músculos de la masticación. En concreto, la carencia de vitamina D se ha relacionado con un subdesarrollo de la mandíbula y la debilidad de los músculos de las vías respiratorias en los niños. La lactancia materna ofrece al bebé la oportunidad de ensanchar su paladar y fortalecer su lengua, lo que reduce el riesgo de obstrucción de las vías respiratorias y fortalece los músculos de la lengua. La obesidad y la inflamación son otros dos factores que contribuyen a ello.
Los tratamientos funcionales para la apnea del sueño, junto con los aparatos bucales biométricos, son eficaces para corregir este problema y adoptan un enfoque multimodal. Incluyen el fortalecimiento de los músculos que sostienen las vías respiratorias, la reeducación postural para promover la alineación adecuada de las vías respiratorias con fisioterapia, la reeducación de la respiración con terapia de biorretroalimentación, la ejercitación de la lengua y el músculo de la mandíbula mediante la ingesta de alimentos enteros y fibrosos que requieren masticación, una dieta que proporcione alimentos densos en nutrientes y el ejercicio constante para apoyar el suministro de oxígeno al cerebro. En NMR entendemos las graves consecuencias para la salud de la apnea del sueño y proporcionamos soluciones de una manera orientada al equipo. Nuestro equipo incluye disciplinas como la fisioterapia, el cuidado quiropráctico -especialmente de la región cervical superior-, la medicina funcional, la biorretroalimentación y la odontología holística con un enfoque novedoso e innovador para el manejo de las vías respiratorias.
